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En el contexto actual de lucha contra el cambio climático, el compromiso de la UE en materia de descarbonización de la economía para el año 2050 constituye el fundamento de un proceso de transición energética que hoy es ya una realidad y que derivará en un cambio estructural del sistema energético con profundas implicaciones en el modelo económico y social.
Cada Estado Miembro, así como las regiones que los componen, se enfrentará durante los próximos años al proceso de definición de una visión y una hoja de ruta que le permita alcanzar una economía climáticamente neutra para el año 2050. Así, las administraciones públicas deberán tomar numerosas decisiones asociadas a la descarbonización que tendrán consecuencias más allá del propio contexto energético y duraderas en el tiempo.
Por lo tanto, resulta cada vez más necesaria la exploración de vías para la transformación del sistema energético que, incorporando la singularidad del ámbito geográfico objeto de estudio en términos de estructura económica, parque edificatorio, movilidad, clima, recursos naturales, etc., garanticen una transición socialmente justa, llevada a cabo de forma sostenible y que contribuya a modernizar el tejido industrial. Sin embargo, se observa una carencia importante, a nivel regional y local, de herramientas detalladas que guíen la evaluación de los efectos derivados del despliegue de potenciales estrategias y políticas.
Si bien existen herramientas comerciales para la planificación energética, la definición eficiente e integral de una hoja de ruta hacia la descarbonización requiere de una evaluación holística que, basándose en la evidencia científica y combinando múltiples análisis (técnicos, de costes, ambientales, impactos socioeconómicos, etc.), incorpore los impactos tanto directos como indirectos e inducidos generados en las dimensiones ambiental, social y económica. Ninguna herramienta específica es capaz de acometer esa evaluación en solitario, siendo necesaria la integración de varios modelos para tener una visión completa del sistema. Integración que todavía no ha sido desarrollada para la problemática y alcance planteados.
Un sector económico clave que la Comisión Europea identifica como de difícil descarbonización es la industria. En Euskadi esta cuestión toma si cabe mayor relevancia, dado el enorme peso que el sector industrial tiene en su economía. Además, la alta intensidad energética de este tejido industrial convierte a Euskadi en un hotspot industrial intensivo en emisiones de gases de efecto invernadero.
Para afrontar el reto que la descarbonización de la industria representa, es fundamental una caracterización desagregada del sector que permita, para diferentes escenarios de transición hacia una economía baja en carbono, la identificación de las mejores estrategias tecnológicas, de inversión y de modelos de negocio basados en la economía circular.
Una perspectiva de economía circular de la que los análisis de la sostenibilidad de escenarios prospectivos de energía normalmente carecen en lo que respecta al análisis de la sostenibilidad de los diferentes escenarios potenciales. En un mercado en el que el origen sostenible de los productos es cada vez más valorado, la incorporación de enfoques de economía circular en la gestión de los recursos y Análisis de Ciclo de Vida (ACV) en la gestión de los impactos contribuye a agregar un valor diferenciador adicional a las herramientas de apoyo a la toma de decisiones.
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